Actualmente vivimos en una época en la que las familias son muy importantes en la educación de los niños.
Pero vamos a empezar por definir qué entendemos por familia y cuáles son las situaciones más frecuentes de la sociedad actual.
Hablamos de familia cuando hay lazos de parentesco, afinidad o filiación. Por otro lado, hablamos de hogar para referirnos a la unidad económica de convivencia.
La principal novedad de este siglo ha sido la gran caída de la tasa de fecundidad por diversas razones:
- Aplazamiento de la edad a la que se contrae matrimonio (fuerte relación entre matrimonio y maternidad).
- Disminución del número de matrimonios.
- Retraso en la edad a la que se tienen hijos.
- Reducción del número de hijos debido a la falta de seguridad económica y al cambio de estilo d vida que conlleva (responsabilidad de quererles y educarles).
- La difusión y utilización de los métodos anticonceptivos.
El modelo familiar más frecuente en la actualidad es el formado por 4 miembros, generalmente un matrimonio y dos hijos, pero poco a poco se va reduciendo a 3: hijo único; y a dos: familias monoparentales (divorcios, viudedad…)
También, dentro de la familia ha cambiado el papel tradicional de los miembros: si antes era el padre el que trabajaba, la madre la que se encargaba de todo lo relacionado con la educación de los hijos y los niños los que obedecían ante la temerosa autoridad de los padres; ahora el padre se incorpora a los cuidados y cariños del hijo, la madre se incorpora al trabajo y debe compartir su labor como madre con su labor como profesional, y los hijos son más independientes e “irrespetuosos”.
Este último aspecto se relaciona directamente con la educación en valores que los niños desde pequeños han recibido por parte de la familia y de la sociedad en general (entorno, amigos, sucesos que ven por la calle, medios de comunicación: la TV, gran transmisora de valores, etc.)
Esto tendrá su repercusión también en la escuela, donde los niños deberían venir con unos valores o pautas de comportamiento establecidas para obedecer al profesor y saber convivir con los compañeros. Desafortunadamente en algunos casos no es así, y aunque es cierto que la escuela también debe educar en valores, muchos profesores se desesperan ante la falta de autoridad y la rebeldía injustificada de sus alumnos.
Es por ello, que me parece importante concienciar a las familias de que ellos son el pilar de la educación, y que aunque como veremos en entradas posteriores la escuela también ejerce un papel importante, la estrecha colaboración entre ambos será fundamental para el desarrollo personal y académico de nuestros niños.
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